En el ámbito de los contratos de seguros, la relación entre asegurador y asegurado está sujeta a un riguroso cumplimiento de obligaciones y derechos establecidos en las pólizas y en la normativa vigente. Uno de los aspectos más relevantes en esta dinámica es el manejo de los reclamos por siniestros y, particularmente, el rechazo de estos. Para proteger los derechos del asegurado, la normativa impone al asegurador la obligación de motivar el rechazo de manera clara y oportuna, bajo sanción de aceptación tácita.
El principio de preclusión, ampliamente conocido en el derecho procesal, limita el derecho de las partes a introducir nuevas alegaciones o defensas una vez vencido el plazo establecido para ello. Este principio es vital en los contratos de seguro, especialmente en el tratamiento de siniestros, ya que regula el momento en que el asegurador puede formular sus defensas frente a la reclamación del asegurado.