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En los últimos meses, las empresas bolivianas han enfrentado desafíos significativos en relación al manejo de la diferencia de cambio. La existencia de un mercado paralelo para el cambio de divisas, específicamente del dólar estadounidense, ha generado una dinámica compleja que impacta en las operaciones y la planificación financiera de las organizaciones.
La diferencia de cambio es la variación que surge por presentar el mismo número de unidades de una moneda extranjera en términos de la moneda de los estados financieros, utilizando dos tasas de cambio diferentes. Las diferencias pueden ser positivas o negativas en los estados financieros.
En Bolivia, la moneda extranjera (principalmente el dólar estadounidense) se emplea tanto como medio de fijación de valores, como también como moneda de transacción. Esto implica que en cada situación se debe analizar si la divisa se trata como una unidad de cuenta de uso habitual para el pago de obligaciones, o si se la considera como un «bien» que permite preservar el valor
Contexto actual en Bolivia
En el contexto económico actual de Bolivia, coexisten dos tipos de cambio: uno oficial fijado por el Banco Central (6,96 bolivianos por dólar estadounidense), y otro informal en el que el dólar estadounidense puede alcanzar hasta 8,90 bolivianos. Por ejemplo, si una empresa boliviana debe pagar USD10,000 dólares estadounidenses por la compra de un equipo, a la tasa de cambio oficial de Bs.6,96 por dólar, el costo sería de Bs.69,600. Sin embargo, en el mercado informal, donde el dólar se cotiza a Bs.8,90, el equivalente de los USD10,000 serían Bs.89,000. Existiendo una diferencia en esta simple transacción de Bs.19,400. Esta marcada discrepancia cambiaria hoy en día es motivo de muchos análisis en las empresas a fin de establecer la situación tributaria real de la diferencia de cambio.
